domingo, 1 de mayo de 2016

Cocinillas

La excusa en esta ocasión era hacer unas magdalenas para mamá, pero debemos aprovecharla a menudo en el aula.

La cocina es todo un arte pero además para nuestros alumnos suele ser muy atractiva. Les encanta meter las manos en masas y moldes, decorar utilizando diferentes colores y mirar a través del horno. Algunos listillos también hacen "controles de calidad" antes de terminar las recetas ;)


A través de la elaboración de platos muy sencillos podemos trabajar varias competencias en el aula en tan sólo unas pocas horas: haciendo las correspondientes adaptaciones potenciaremos la comprensión lectora, trabajando gramática, ortografía, vocabulario... yo siempre presento las recetas en inglés o valenciano para aprovechar esta genial inmersión lingüística. Si son ellos mismos las que las buscan y escriben podemos trabajar las TIC, la escritura... asimismo, son un estupendo recurso para trabajar múltiples contenidos matemáticos; desde las fracciones (introduzca 1/4 de la harina en un bol, corte la tarta en 12 porciones...), hasta las conversiones de medidas de volumen, peso...(dales la receta en kilos y una jarra medidora en gramos...¿puede haber algo más vivencial?). En mi caso, el curso pasado aprendimos a leer bien la hora cuando cocinamos pizzas-reloj y nos fuimos comiendo cuarto a cuarto... It's a quarter past five! It's half past ten!


Otra competencia importante es la que adquieren al aprender recetas de distintas partes del mundo. Plantéales preguntas-problema como...¿por qué en China muchos platos conllevan arroz?, ¿cuál es la comida típica de Francia?....

Además la elaboración de masas es muy buena para reforzar las habilidades motrices básicas (no en vano en las escuelas Waldorf los más pequeños hacen pan a menudo).

Os animo a todos los maestros (y mamás y papás), a que hagáis partícipes a los niños en la cocina. Os lo van a agradecer, serán más competentes cuando tengan que cocinar para sí mismos...¡y harán cosas para chuparse los dedos!

Y si te lo dedican con cariño...¡pues ya para qué contar!

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